Aunque con potentes intenciones, la miniserie acaba cayendo en el conformismo
de las formas telenovelescas más comunes.
La historia comienza cuando Gabino (Alejandro Spetizer), tras ser
llamado por sus padres, debe regresar de México a casa para conocer a su futura
prometida Cayetana (Ester Expósito), pero el pueblo queda sorprendido
cuando regresa acompañado de Lázaro (Isaac Hernández), un misterioso
bailarín de ballet. A fin de poder adelantarse al gobierno opresor,
el grupo se da cuenta de que alguien tiene que morir.
El cineasta mexicano Manolo Caro cambia completamente de registro después
de su dramedia ‘La casa de las flores’ para adentrarse en
terrenos aún más dramáticos, en los que misterio y crítica social se dan la mano
con el objetivo de formar esta nueva miniserie de tres episodios. La
ficción se desarrolla en plena época franquista, el escenario perfecto donde
denunciar todo tipo de malos ismos y fobias hacia lo no tradicional. En El
Espoiler hemos podido visionar los dos primeros capítulos, insuficientes,
dado que su desenlace está llamado a desvelar importantes revelaciones que
podrían influir para bien o para mal en nuestras impresiones.
Caro vuelve a rodearse de intérpretes mexicanos y españoles con
un reparto lleno de caras conocidas. Si bien destacan las interpretaciones
de la maravillosa Cecilia Suárez y de la hipnótica
Ester Expósito, por lo general
el elenco no brilla especialmente. Incluso el personaje de
Carmen Maura, destaca más por las frases ácidas que escupe en cada
escena que por su construcción. Sí que
resulta interesante su retrato de la España franquista, en el que no
solo podemos apreciar la profunda homofobia de la época, sino también
otros temas como el poder del hombre en el matrimonio,
el machismo asentado en todos los aspectos del día a día y la hipocresía
en cuanto al racismo se refiere.
‘Alguien tiene que morir’ es un despliegue de
formas telenovelescas comunes. Desde familias enfrentadas por
intereses, triángulos amorosos y subtramas forzadas y sobreexplotadas.
Visualmente muestra algunas imágenes interesantes, aunque por lo
general se encuentra anclada en los estándares de la televisión lineal y,
tratándose de una producción de Netflix, se le debería exigir mucho más en
este apartado. Además, cuenta con un problema de tiempo y espacio. La
ficción pretende retratar demasiados aspectos, pero avanza todavía más rápido,
provocando que el formato elegido entorpezca el desarrollo de la trama. La
serie tiene potentes intenciones, sin embargo, acaba cayendo en el
conformismo. Gustará a quienes disfruten de este tipo de producciones.
Puntuación: 5,5/10
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