Aun sin alcanzar el nivel de la primera temporada, sigue siendo una de las
series más interesantes, únicas y provocativas de la actualidad.
Después de los acontecimientos de la primera temporada y el
confuso viaje a Egipto, donde pretendía encontrarse a si mismo y abrazar sus
raíces, Ramy (Ramy Youssef)
decide cambiar las cosas de una vez por todas. Para profundizar en su
viaje espiritual,
encuentra una nueva comunidad musulmana liderada por el Sheikh Malik
(Mahershala Ali), que
le ayudará a estrechar más aún los lazos con su cada vez más profundo
compromiso con la fe.
«¡Eso es lo que quiero! ¡Quiero matar a mi ego!». Curioso como
una de las primeras reflexiones
que hace Ramy en esta segunda temporada
apunta a la soberbia de su personaje, en una serie que no olvidemos ha
sido creada, escrita y protagonizada por él mismo. Así, comienza un nuevo viaje
de autoconocimiento en la
vida de este joven musulmán atrapado y confundido entre pertenecer a
una comunidad religiosa con un estricto concepto de moralidad y
una generación que en su mayoría se encuentra apartada de toda fe.
La mencionada reflexión no es solo una declaración de intenciones
del protagonista, sino que
abarca además todos los aspectos de la ficción. Esto se traduce en un
movimiento inteligente que, como vimos en la primera temporada,
consiste en desviar la trama hacia los otros miembros que componen su
familia. Si en la entrega anterior veíamos a un Ramy perdido pero agradable y
simpaticón,
en esta ocasión su arco llega a resultar soporífero y su actitud incluso
insoportable. Y es que, con el paso de los episodios, su personaje resulta cada vez más
inmaduro y peligroso para los demás.
De esta manera,
con el objetivo de aliviarnos entre los actos egoístas de Ramy -no actúa
pensando en ayudar a los demás, sino para sentirse mejor musulmán-,
la serie nos presenta los mejores episodios de la temporada. Los
centrados en su madre, hermana y una tarea pendiente:
la historia de su padre y un vistazo más íntimo a la vida del tío Naseem.
Es precisamente este último el que me ha causado mayor impresión, pero
puestos a no revelar ninguna información sensible,
nos muestra una desgarradora explicación sobre su desagradable personalidad, fruto de su lucha interna y externa contra los prejuicios de su
cultura.
Los que sigue haciendo que ‘Ramy’ sea peculiar es la
sinceridad con la que trata el hecho de ser musulmán en un país
occidental. No solo con los
jóvenes que han nacido lejos de la tierra natal de sus padres y se
pierden entre las contradicciones
de su religión -todas las religiones están llenas de ellas- y su
adaptación a una sociedad cada vez más liberal. También, hace especial hincapié en los mayores, los que emigraron en busca de mejores oportunidades y que,
con sus costumbres fuertemente arraigadas,
deben adaptarse a una nueva forma de ver la vida que colisiona sin piedad
con la suya.
Además, esta nueva tanda de episodios tiene
el enorme placer de contar con Mahershala Ali (Green Book, True
Detective), magnético e imprescindible. También, la ficción nos reserva algunas sorpresas en forma de curiosos cameos
y un episodio de humor cuestionable que no dejará a nadie indiferente. Y
aunque adolece de querer abarcar demasiado en poco tiempo y
no alcanza el nivel de la primera temporada, sigue siendo una de las series más interesantes,
únicas y provocativas que se pueden disfrutar en la actualidad.
Puntuación: 7,5/10
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